Estela Núñez, la icónica baladista mexicana, se encuentra ahora a las puertas de los 80 años, viviendo una realidad que contrasta con la brillantez de su carrera. Nacida el 29 de marzo de 1948 en Guadalajara, Estela se convirtió en una figura prominente de la música en la década de 1970, con éxitos que resonaron en todo el país. Su voz cautivadora hizo de canciones como “Una lágrima” y “No me arrepiento de nada” verdaderos himnos de la época. Sin embargo, su ascenso a la fama fue seguido de un abrupto retiro que dejó a muchos de sus admiradores preguntándose qué había sido de ella.
La vida de Estela ha estado marcada por altibajos. Durante su carrera, experimentó amores y desamores, y enfrentó el desafío de equilibrar la maternidad con su pasión por la música. Tras su divorcio en 1979, Estela regresó a la escena musical con renovado fervor, colaborando con grandes como Juan Gabriel y consolidando su legado en la industria. Sin embargo, el camino no ha sido fácil; ha enfrentado problemas de salud y desafíos personales que han moldeado su vida.
En la actualidad, Estela se encuentra en un proceso de reflexión sobre su legado. A pesar de haber tomado la decisión de retirarse oficialmente en 2018, ha continuado participando en eventos especiales, manteniendo viva su conexión con el público. Aunque su salud ha sido un punto de preocupación, la resiliencia ha sido su compañera constante. En varias entrevistas, ha compartido su deseo de enfocarse en su familia y disfrutar de momentos sencillos, como cocinar y cuidar su jardín.
Ahora, a casi 80 años, Estela Núñez sigue siendo un símbolo de la música latina, recordando los momentos gloriosos de su carrera mientras se prepara para el futuro. Su historia es un testimonio de talento, lucha y el paso inexorable del tiempo, un legado que resonará en las generaciones venideras.