Donald Trump ha dado la orden de un ataque militar contra cárteles de narcotráfico venezolanos, marcando un momento crítico en la relación entre Estados Unidos y el régimen de Nicolás Maduro. Este lunes 15 de septiembre, un segundo bombardeo dejó como resultado la destrucción de una embarcación vinculada al cartel de los soles y la eliminación de tres presuntos narcotraficantes. La confirmación del ataque llegó directamente de Trump a través de su red social Trot, donde destacó la amenaza que representan estos cárteles para la seguridad nacional de Estados Unidos.
El presidente afirmó que el ataque se llevó a cabo en aguas internacionales mientras los narcoterroristas transportaban drogas destinadas a las comunidades estadounidenses, que han sido devastadas por el narcotráfico durante décadas. Sin embargo, Maduro, en una desesperada rueda de prensa, clamó que Estados Unidos busca excusas para justificar su agresión, y se presentó como víctima del despliegue militar norteamericano.
El dictador venezolano, visiblemente afectado, alegó que un grupo de marines estadounidenses había abordado una embarcación de pescadores, manteniéndolos secuestrados durante ocho horas en aguas venezolanas. Maduro insistió en que la presencia de un destructor militar en la zona es un acto de provocación, comparando la situación con el derrocamiento de Manuel Noriega en Panamá.
Mientras la tensión aumenta, Trump advirtió que cualquier actividad que amenace a los estadounidenses será perseguida con rigor. La situación se intensifica, y el futuro del régimen chavista pende de un hilo. Con cada acción militar, se vislumbra un cambio inminente en la política de Estados Unidos hacia Venezuela. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos explosivos.
