Estados Unidos se prepara para un ataque nocturno al búnker de Nicolás Maduro, revelan fuentes de inteligencia. El ministro de Defensa de la dictadura, Vladimir Padrino López, confirmó que las operaciones aéreas de EE. UU. han aumentado drásticamente, pasando de diurnas a nocturnas. Esta escalada ocurre en medio de la identificación de 63 búnkeres subterráneos utilizados por el régimen venezolano, algunos de los cuales se encuentran en ubicaciones estratégicas como el aeropuerto internacional de Maiketía.
Padrino, visiblemente alarmado, admitió que los aviones de reconocimiento y patrullaje de EE. UU. han intensificado sus operaciones, con vuelos nocturnos que incluyen tecnología avanzada para la recopilación de información. Los aviones RC135 y el E3 Centry Awak son solo algunos de los equipos utilizados para monitorear las actividades del régimen. La situación se torna crítica, ya que se ha confirmado que uno de los búnkeres está ubicado cerca del salón presidencial del aeropuerto, diseñado para proteger a Maduro con medidas de seguridad extremas.
Washington ha estado vigilando estos búnkeres a través de un sofisticado programa de espionaje conocido como Poseidón, que ha permitido a los Estados Unidos mapear las estructuras subterráneas del régimen. La presión se intensifica, y se rumorea que el ataque podría realizarse con aviones B2 que transportan bombas antibúnker de 14,000 kg, capaces de desmantelar cualquier refugio de alta seguridad.
La dictadura de Maduro se encuentra en un estado de alerta máxima, y la comunidad internacional observa con atención cómo se desarrolla esta tensa situación. Las cartas están sobre la mesa, y el tiempo se agota para el régimen venezolano. La incertidumbre y el temor reinan en el país mientras se prepara para un desenlace inminente.
