Los gatos de Pallas (otocolobus manul) son animales pequeños y esbeltos con una longitud de cuerpo de entre 60 y 100 centímetros y un peso de entre 3 y 6 kilos. Tienen un pelaje denso y suave de color gris o marrón con manchas oscuras. Su cara redonda con una rara cresta de pelo en la frente, y una cola larga y delgada con un mechón de pelo en la punta.
Son solitarios y nocturnos, que viven en zonas montañosas y semiáridas de Asia Central. Son expertos cazadores y pueden trepar y nadar con facilidad. La población de gatos de Pallas está en peligro debido a la caza furtiva y la pérdida de hábitat.
© Foto: Zoológico de Novosibirsk / Kivuli Kivuli
Era un frío día de invierno en Novosibirsk, Siberia, cuando 16 pequeños gatitos de Pallas vinieron al mundo en el zoológico local. Fue un gran evento, ya que esta especie de gato es muy rara de ver, incluso en zoológicos. Los gatos de Pallas son conocidos por su pelaje suave y denso, con manchas oscuras en tonos grises y marrones. Tienen una cara redonda con una cresta de pelo en la frente y una cola larga y delgada con un mechón de pelo en la punta.
Los gatitos nacieron en un ambiente cálido y seguro, rodeados de profesionales que se asegurarían de que tuvieran todo lo necesario para crecer y desarrollarse. Sin embargo, criar gatos de Pallas en cautiverio no es tarea fácil. Estos animales son solitarios y salvajes, y su hábitat natural son las zonas montañosas y semiáridas de Asia Central, donde cada vez quedan menos ejemplares debido a la caza furtiva y la pérdida de hábitat.
© Foto: Zoológico de Novosibirsk / Kivuli Kivuli
A pesar de las dificultades, el equipo del zoológico estaba decidido a hacer todo lo posible por estos gatitos. Los alimentaron con una dieta especialmente diseñada para su crecimiento y desarrollo, y les proporcionaron un ambiente de vida seguro y cómodo. Con el tiempo, los gatitos fueron creciendo y desarrollando su característica apariencia.
Sin embargo, no todo iba a ser fácil para estos gatitos. A medida que iban creciendo, el equipo del zoológico se dio cuenta de que eran difíciles de domesticar. Como animales solitarios y salvajes, no estaban acostumbrados a la interacción humana y se mostraban reacios a acercarse a las personas. Esto hacía difícil su manejo y cuidado.
© Foto: Zoológico de Novosibirsk / Kivuli Kivuli
Pero el equipo del zoológico no se rindió. Sabían que estos animales eran valiosos e importantes para la preservación de su especie, y estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para asegurar su bienestar. Así que se dedicaron a ganar la confianza de los gatitos, pasando tiempo con ellos y ofreciéndoles comida y juguetes. Con el tiempo, los gatitos comenzaron a acostumbrarse a la presencia humana y se volvieron más amistosos.
© Foto: Zoológico de Novosibirsk / Kivuli Kivuli
Con los gatitos creciendo y adaptándose bien a su nuevo hogar, solo resta mencionar la gran belleza de estos gatos, que nacen con ojos azules y cuando van creciendo sus ojos se tornan verdes. Finalmente, durante sus últimos años de vida, sus ojos se convierten a un color amarillento.