**Título: Racismo en el corazón de Latinoamérica: ¿una realidad innegable?**
En un reciente análisis que ha encendido el debate social, se han revelado los diez países más racistas de Latinoamérica, desafiando las percepciones comunes y arrojando luz sobre un tema que ha sido objeto de controversia durante años. Desde Costa Rica hasta la República Dominicana, el racismo estructural parece estar más arraigado de lo que muchos quieren admitir.
Costa Rica, a menudo considerada un paraíso tropical, ha sido acusada de tener un racismo estructural hacia aquellos que no son caucásicos, un hecho que ha sorprendido a muchos. Uruguay, conocido por su diversidad, enfrenta críticas por la discriminación hacia la población afrodescendiente, mientras que Chile se destaca por sus actitudes hacia los indígenas y los inmigrantes, particularmente haitianos y venezolanos.
Perú no se queda atrás, con un alarmante nivel de discriminación hacia sus sectores más pobres y andinos, evidenciado en las redes sociales y foros de discusión. Argentina, por su parte, es blanco de críticas por su imagen de “excesiva blancura”, dejando a las comunidades indígenas y afrodescendientes en un segundo plano.
La situación se agrava en Guatemala, donde las percepciones de racismo hacia el pueblo aborigen son alarmantes, y en Colombia, donde las encuestas revelan una discriminación palpable hacia indígenas y afrocolombianos. México también enfrenta serias acusaciones, con la discriminación hacia indígenas y afrodescendientes en el centro del debate.
Brasil, aunque conocido por su diversidad, no escapa al escrutinio, con un racismo hacia africanos que ha sido destacado por los medios. Finalmente, la República Dominicana ha sido señalada como el país que menos acepta a otras etnias, especialmente en relación con la comunidad haitiana.
Este informe no solo pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar el racismo en la región, sino que también invita a una reflexión profunda sobre la identidad y la convivencia en una Latinoamérica que, a pesar de su diversidad, aún lucha con el legado de la discriminación.