La tensión entre Roma y el Reino del Ponto ha alcanzado un punto crítico, desencadenando una serie de eventos bélicos que podrían cambiar el equilibrio de poder en el Mediterráneo. El rey Mitrídates VI, conocido por su ambición desmedida, ha desatado la Primera Guerra Mitridática al invadir Capadocia, desafiando abiertamente a la República Romana. Las fuerzas romanas, lideradas por el ex cónsul Manio Aquilio, se encuentran en una situación desesperada, enfrentándose a un ejército póntico que supera los 200,000 hombres.
La situación se intensificó cuando Mitrídates, en un movimiento audaz, formó alianzas estratégicas y consolidó su control sobre vastas regiones de Anatolia, mientras Roma se encontraba ocupada con sus propios conflictos internos. La respuesta romana fue rápida, enviando a Lucio Cornelio Sila para restaurar el orden, pero la resistencia de Mitrídates ha sido feroz. La masacre de más de 100,000 romanos de origen itálico a manos de las tropas pónticas ha dejado una marca imborrable en la historia, convirtiéndose en uno de los primeros exterminios en masa documentados.
A medida que las batallas se intensifican, los romanos, aunque superados en número, han demostrado una valentía excepcional. Sin embargo, la situación es precaria. La captura de Aquilio y la derrota de las fuerzas romanas en varias escaramuzas han llevado a una crisis de control en Asia. La población local, atraída por las promesas de Mitrídates de exención de impuestos, se ha alineado con el rey póntico, debilitando aún más la posición romana.
La República, tambaleándose por los conflictos internos y la ineficacia de sus líderes, se enfrenta a un desafío sin precedentes. La batalla por el control de Anatolia apenas comienza, y el futuro de Roma pende de un hilo. La urgencia de la situación exige una respuesta decisiva, ya que el destino de miles de vidas y el futuro del Mediterráneo están en juego. La historia está escribiéndose ahora mismo, y el eco de las armas resuena en cada rincón de la región.