Rusia ha lanzado un ultimátum a Ucrania, intensificando la tensión en un conflicto ya devastador. En una jornada marcada por el fracaso de las recientes negociaciones de paz en Estambul, el negociador ruso, Vladimir Medinski, ha propuesto un alto el fuego temporal de dos a tres días, sugiriendo que este sería un paso crucial para la reanudación de las conversaciones. Sin embargo, Ucrania aún no ha respondido a estas propuestas, lo que deja en el aire el futuro del diálogo.
Mientras tanto, las hostilidades no cesan. Ucrania ha llevado a cabo ataques sin precedentes contra aeródromos en territorio ruso, destruyendo al menos 40 aviones y causando daños estimados en 2,000 millones de dólares. Este audaz ataque, denominado “Telaraña”, ha sido planeado meticulosamente durante un año y medio, y se ha ejecutado en colaboración directa entre el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania.
En una respuesta alarmante, Rusia lanzó en la noche anterior 80 drones y cuatro misiles hacia Ucrania, de los cuales las defensas ucranianas lograron neutralizar 52. Este intercambio de fuego ha elevado las preocupaciones sobre una escalada del conflicto, mientras que la comunidad internacional observa con creciente inquietud.
Además, en un intento por aliviar las tensiones, ambas naciones han acordado el mayor intercambio de prisioneros desde el inicio de la guerra, con al menos 1,000 personas intercambiadas, lo que ofrece un rayo de esperanza en medio del caos.
Sin embargo, la situación sigue siendo volátil. Zelenski ha afirmado que Rusia no debe obtener ninguna recompensa de este conflicto, y con el tiempo corriendo en su contra, la urgencia de un acuerdo de paz se vuelve cada vez más apremiante. Las próximas horas son cruciales, y el mundo espera ansiosamente el desenlace de este dramático capítulo en la historia contemporánea.