En una revelación explosiva que ha sacudido los cimientos de la televisión mexicana, Mario Bezares, a sus 66 años, ha admitido lo que muchos sospechaban sobre el asesinato de su amigo y colega, Paco Stanley, ocurrido hace 25 años. Durante una emotiva entrevista en “La Casa de los Famosos México”, Bezares rompió su silencio, afirmando que “Paco se metió con un narcotraficante” y que esto podría haber desencadenado su trágica muerte.
Las declaraciones de Bezares son un torrente de emociones y recuerdos dolorosos. Relata cómo fue testigo del ataque y comparte las últimas palabras que Stanley le dirigió antes de perder la vida. A medida que su relato avanza, desvela un entramado de traiciones y rumores que no solo lo señalaron como traidor, sino que también involucraron a su esposa en el escándalo. “Me engañaron, me dijeron que era solo para declarar, pero ya tenían todo preparado para arrestarme”, confiesa, mientras el peso de años de sufrimiento y acusaciones recae sobre sus hombros.
En una narrativa de horror y luces y sombras, Bezares no solo se enfrenta a su propio calvario, sino que también revive el impacto que el crimen tuvo en su vida y en la de aquellos que lo rodean. “No solo me quebraron a mí, a mi familia la destruyeron por completo”, asegura con voz quebrada. Su historia se entrelaza con la de un testigo manipulado y el clamor de un país que busca respuestas.
La confesión de Bezares no solo reabre heridas en la memoria colectiva, sino que lanza un llamado urgente: “Dejen descansar a Paco”. Con su vida marcada por un escándalo que lo consumió, la desesperación y el anhelo de verdad resuenan en cada palabra. Este no es solo un relato de un crimen; es un grito desesperado por justicia y cierre en un caso que sigue sin resolverse, un eco de un pasado que no ha sido olvidado.