Carlos Villagrán, conocido por su icónico papel de Kiko en “El Chavo del Ocho”, ha desatado una tormenta mediática al revelar la verdad impactante detrás de su relación con Roberto Gómez Bolaños, el genio creador de la serie. En una reciente entrevista, Villagrán expuso las tensiones que lo llevaron a abandonar el programa, revelando que las celosías de Gómez Bolaños por su creciente popularidad fueron el catalizador de su salida.
Durante años, los personajes de la vecindad fueron un símbolo de alegría, pero tras bambalinas, la rivalidad se intensificó. Villagrán, cuyo carisma lo convirtió en el favorito del público, confiesa que fue víctima de un conflicto profesional que lo dejó en la cuerda floja. “Me sacaron del programa cuando mi popularidad creció”, afirma, añadiendo que las tensiones comenzaron a surgir cuando el 70% de las preguntas en conferencias eran para él, no para Chespirito.
La traición no se detuvo ahí. Villagrán fue vetado en toda América Latina tras rechazar una oferta de trabajo que lo obligaba a renunciar a su personaje. “Estaban buscando cualquier excusa para deshacerse de mí”, lamentó. En su relato, también insinuó que la muerte de Gómez Bolaños estuvo envuelta en misterio, sugiriendo que el anuncio de su fallecimiento pudo haber sido manipulado.
A medida que Villagrán comparte sus recuerdos, la sombra de la rivalidad con Chespirito persiste, y su vida ha sido un viaje de altibajos. Con 81 años, el actor reflexiona sobre sus decisiones y el legado de su personaje. “La fama se me subió, pero ahora solo busco paz”, concluyó, dejando a los fanáticos preguntándose cómo una comedia emblemática se tornó en un drama personal. La revelación de Villagrán no solo sacude las bases de la nostalgia, sino que abre un nuevo capítulo en la historia de “El Chavo del Ocho”.