La reciente adaptación de acción real de “Blancanieves” ha generado controversia y críticas, llevando a su protagonista, Rachel Zegler, a un estado de desánimo. La película, producida por Disney, recaudó apenas 86 millones de dólares en su primera semana, un resultado muy por debajo de lo esperado, especialmente en comparación con el éxito de “La Sirenita”, que alcanzó los 160 millones. Además, la película ha recibido la calificación más baja en IMDb, incluso superando a la aclamada adaptación de “Dragon Ball”.
Uno de los puntos más criticados fue la decisión de reemplazar a los siete enanos por criaturas animadas por computadora, lo que generó descontento entre los seguidores de la historia original. Las declaraciones de Zegler, en las que tachó la narrativa clásica de “anticuada” y prometió una versión más feminista, también alimentaron la controversia. Su postura, sumada a comentarios políticos en redes sociales que incluyeron críticas al expresidente Donald Trump, intensificó la presión sobre su imagen pública.
El ambiente en el set se volvió tenso, especialmente tras el conflicto que surgió con su coprotagonista Gal Gadot, quien es de origen israelí. Fuentes indican que la controversia llevó a Disney a reforzar la seguridad de Gadot debido a las amenazas recibidas. Como resultado, las dos actrices no pudieron hablar con la prensa sobre la película, lo que ha acentuado la especulación sobre su desempeño.
Zegler, de 23 años y de ascendencia colombo-polaca, ha sido objeto de bullying y discriminación por su origen y su sinceridad. En un emotivo video que circula en redes, se la ve reflexionando sobre sus errores y expresando su deseo de que la audiencia asista al cine a ver su película, a pesar del escándalo. La historia de Zegler ilustra las dificultades que enfrentan los artistas en la industria del entretenimiento, especialmente cuando se combina la creatividad con la controversia.