La vida secreta de Lorne Greene tras las cámaras de Bonanza es impactante
La imagen de Lorne Greene, conocido por su papel de Ben Cartwright en la emblemática serie “Bonanza”, contrasta fuertemente con la tumultuosa realidad que vivió fuera de la pantalla. Nacido el 12 de febrero de 1915 en Ottawa, Canadá, Greene emergió de una infancia marcada por las dificultades económicas de la Gran Depresión, donde su familia, de inmigrantes judíos rusos, luchó por sobrevivir. A pesar de estos desafíos, su pasión por la actuación floreció en la adolescencia, llevando a una carrera que comenzó en la radio antes de abrirse paso a Hollywood.
Su voz profunda y resonante lo convirtió en “la voz de Canadá” y, durante la Segunda Guerra Mundial, fue un narrador de noticias que cautivó a la audiencia. Greene no solo fue un actor, sino un innovador, creando un cronómetro de cuenta atrás que revolucionó la radio y la televisión. Sin embargo, su vida personal fue complicada: su primer matrimonio terminó en divorcio, y su ascenso a la fama con “Bonanza” exacerbó tensiones en su vida familiar.
Greene aceptó el papel de Ben Cartwright en 1959, lo que lo catapultó al estrellato. “Bonanza” no solo se convirtió en un éxito, sino que también le permitió explorar temas familiares y morales en una época de cambio social. Su interpretación de un padre fuerte pero cariñoso resonó entre los espectadores, convirtiéndolo en una de las figuras paternas más queridas de la televisión.
A pesar de su éxito, la vida de Greene estuvo marcada por conflictos con algunos de sus compañeros de reparto, especialmente con Pernell Roberts, quien dejó la serie tras varios desacuerdos. A lo largo de su carrera, Greene también incursionó en la música, logrando un gran éxito con la balada “Ringo”. Su vida personal mejoró con su segundo matrimonio, que duró hasta su fallecimiento en 1987, cuando luchó contra problemas de salud hasta su muerte.
El legado de Lorne Greene perdura no solo a través de su actuación, sino también por su compromiso con causas sociales y medioambientales. Su influencia en el entretenimiento y su capacidad para conectar con el público aseguran que su memoria seguirá viva, no solo en la historia de la televisión, sino también en el corazón de quienes lo admiraron.