**BRICS defienden a Irán de Estados Unidos**
En un giro geopolítico sin precedentes, los países del BRICS han salido en defensa de Irán, desafiando abiertamente la presión de Estados Unidos y reconfigurando el mapa de poder global. La reciente cumbre de defensa en Kindao, China, marcó un hito: Irán se unió formalmente a lo que ya se conoce como la “OTAN asiática”, estableciendo un bloque militar que incluye a Rusia, China y Bielorrusia. Este pacto, sellado bajo un mismo estandarte, ha resonado con fuerza en los pasillos de la Casa Blanca, donde la preocupación por la creciente influencia de esta nueva alianza es palpable.
Mientras tanto, el conflicto entre Irán e Israel se intensificaba, con ataques aéreos israelíes que amenazaron con desatar una guerra inminente. Sin embargo, la mediación de China logró un alto al fuego, evidenciando un cambio de poder en Asia. Estados Unidos, que intenta mantener su hegemonía, presiona a sus aliados para que aumenten sus presupuestos de defensa, mientras el BRICS promueve la cooperación energética y el desarrollo infraestructural.
La situación se torna aún más crítica con el anuncio del gasoducto “Poder de Siberia I”, que transportará gas ruso a China, y el establecimiento de un ferrocarril directo entre Irán y China, blindando a Teherán contra cualquier intento de bloqueo. Más del 90% del petróleo iraní ya se destina a China, desafiando las sanciones estadounidenses y reconfigurando las rutas comerciales globales.
El antiguo orden unipolar se tambalea. Las potencias occidentales, que antes imponían sanciones, ahora buscan inversiones desesperadamente. El resurgimiento de Irán como socio clave en esta nueva arquitectura global es un claro indicativo de que el sur global ha despertado y ya no está solo. La narrativa ha cambiado: la resistencia al poder imperial se ha convertido en un camino hacia la autonomía. La pregunta que queda en el aire es: ¿quién podrá detener esta ola de cambio que amenaza con redefinir el equilibrio mundial?