**LOS 8 PAÍSES LATINOS ENEMIGOS DE DONALD TRUMP: UN TENSO ESCENARIO GEOPOLÍTICO**
En un giro alarmante de las relaciones internacionales, ocho países latinoamericanos se han alineado como enemigos declarados de la administración de Donald Trump, marcando un punto álgido en la política exterior de Estados Unidos. Desde Bolivia hasta Cuba, estos países han manifestado su oposición a las políticas y la ideología del expresidente, creando un clima de tensión que podría repercutir en la región.
La Bolivia de Luis Arce, aunque menos confrontativa que en la era de Evo Morales, sigue siendo crítica hacia Trump, especialmente en temas de soberanía e ideología. Chile, bajo la presidencia de Gabriel Boric, se distancia radicalmente de la visión estadounidense, chocando en cuestiones de justicia social y cambio climático.
Brasil, con Lula da Silva a la cabeza, se encuentra entre los más distantes, con profundas divisiones ideológicas que complican las relaciones bilaterales. En Colombia, el gobierno de Gustavo Petro se ha posicionado como un adversario, cuestionando la postura de Trump sobre las drogas y la política progresista.
Nicaragua, bajo el mando de Daniel Ortega, ha sido blanco de críticas por la represión interna, lo que ha llevado a un deterioro en las relaciones con Washington. México, famoso por su enemistad con Trump, sigue lidiando con las secuelas de la retórica incendiaria del expresidente sobre la migración y la construcción del muro en la frontera.
Venezuela, en un enfrentamiento abierto con Trump, ha visto cómo el expresidente se niega a reconocer a Nicolás Maduro como su líder legítimo, imponiendo sanciones que han estrangulado aún más la economía del país. Finalmente, Cuba es el país que encarna la oposición más fuerte, con Trump intensificando el bloqueo económico y las restricciones diplomáticas.
Esta situación plantea un desafío sin precedentes para la política de Estados Unidos en América Latina, donde las alianzas se están redefiniendo y las tensiones están alcanzando niveles críticos. La comunidad internacional observa con preocupación cómo estas rivalidades podrían afectar la estabilidad regional y la cooperación en temas de seguridad y desarrollo.