**Título: Donald Trump: Un Colapso Televisivo que Sacudió a América**

En una entrevista que debería haber sido un hito, Donald Trump protagonizó un colapso total ante las cámaras, dejando a los espectadores atónitos y a los analistas políticos en estado de alerta. La conversación, conducida por Terry Moran de ABC, se transformó rápidamente en un espectáculo de ira y desinformación, revelando la fragilidad de su liderazgo justo a 100 días de su segundo mandato.

La entrevista comenzó con la habitual retórica triunfalista de Trump, pero se desmoronó a medida que se abordaron las cuestiones sobre la seguridad fronteriza y la inmigración. Cuando Moran le cuestionó sobre un inmigrante indocumentado cuya deportación había sido bloqueada por la Corte Suprema, Trump no solo se defendió con desdén, sino que también lanzó acusaciones infundadas sobre una supuesta ola de criminales que cruzaban la frontera. Al ser confrontado con la falta de evidencia sobre sus afirmaciones, Trump se mostró más interesado en descalificar a su entrevistador que en ofrecer una respuesta coherente.

La tensión escaló cuando se discutió una imagen viral de un tatuaje de MS13 en la mano de un inmigrante, que resultó ser un montaje digital. La negativa de Trump a aceptar el hecho plasmó una preocupante verdad: para él, la narrativa importa más que la realidad. “La gente no cree en las noticias porque son falsas”, afirmó, en un intento de deslegitimar el periodismo y la rendición de cuentas.

Lo que comenzó como una entrevista controlada se convirtió en un manifiesto de propaganda, donde Trump mostró una alarmante despreocupación por la verdad y los derechos fundamentales. Al cuestionar si los inmigrantes tienen derecho a un proceso legal, el ex presidente lanzó una advertencia escalofriante sobre su visión de la justicia en Estados Unidos.

Esta no fue solo una entrevista fallida; fue un llamado a la acción para todos aquellos que valoran la democracia. Si Trump puede desmoronarse de esta manera bajo la luz de los focos, ¿qué sucederá cuando enfrente una crisis real? América, despierta: el verdadero asedio no proviene de las fronteras, sino del corazón de la Casa Blanca.