**Título: ¡Sorpresa global! China y Australia desplazan a EE. UU. en el juego del GNL: $1.5 mil millones en pérdidas**
El mundo energético se estremece tras la decisión impactante de China de cortar de raíz las importaciones de gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos, un movimiento que podría costarle al gigante norteamericano la asombrosa cifra de $1.5 mil millones. Desde marzo de 2025, Pekín ha decidido suspender todas las compras de GNL estadounidense, una represalia directa contra los aranceles impuestos por EE. UU. a sus productos.
Con esta jugada, China ha redirigido rápidamente su atención hacia Australia, firmando un acuerdo de 15 años con China Resources Gas, que promete suministrar 600,000 toneladas de GNL anuales. Este nuevo trato no solo representa un triunfo comercial para Australia, sino también un cambio geopolítico significativo, convirtiéndola en la principal fuente de GNL para China, superando a EE. UU. en un mercado clave.
Mientras tanto, Europa se frota las manos ante la oportunidad de recibir el GNL desviado por China, en un momento crítico donde busca alternativas al suministro ruso. Países como Alemania, Italia y los Países Bajos están modificando sus normativas de importación y acelerando proyectos de infraestructura para adaptarse a esta nueva realidad.
El impacto en Estados Unidos es innegable: sus exportaciones de GNL a China, que alcanzaban los $2,400 millones anuales, se han evaporado. Con los costos de envío en aumento y los puertos de exportación repletos de inventario no vendido, la economía estadounidense observa impotente cómo sus rivales se benefician de su caída.
Este cambio en el tablero energético global no solo afecta a la economía de EE. UU., sino que también pone en tela de juicio su influencia en el mercado mundial. A medida que China diversifica sus fuentes de energía y fortalece alianzas estratégicas, el futuro de la hegemonía estadounidense en el sector energético parece más incierto que nunca.