El mundo de la televisión brasileña de los años 80 recuerda con cariño a Lauro Corona, un galán que, a pesar de su éxito, escondía un secreto devastador. Nacido el 6 de julio de 1957 en Río de Janeiro, Lauro se destacó rápidamente en la actuación, comenzando su carrera a los 16 años en comerciales y escalando hasta convertirse en uno de los actores más queridos de la época. Su talento lo llevó a papeles memorables en novelas como “Dancin’ Days”, “Marina” y “Direito de Amar”, donde se consolidó como el “príncipe” de la pantalla.

Sin embargo, detrás de esta brillante carrera se ocultaba una lucha personal. A finales de los años 80, comenzaron a circular rumores sobre su salud, con especulaciones de que sufría de SIDA. A pesar de su éxito y la adoración del público, Lauro se vio obligado a retirarse de la vida pública, buscando refugio en su hogar familiar. Su estado de salud se deterioró rápidamente, y aunque intentó manejar su enfermedad con homeopatía, finalmente fue hospitalizado debido a complicaciones.

Lamentablemente, Lauro Corona falleció el 20 de julio de 1989, a la edad de 32 años. Su muerte fue atribuida a una serie de complicaciones de salud, pero nunca se mencionó oficialmente el SIDA, reflejando el estigma y la homofobia de la época. Su partida dejó un vacío en el corazón de sus admiradores, quienes lloraron su pérdida y recordaron su legado en el mundo del entretenimiento.

A pesar de las circunstancias trágicas de su vida, Lauro Corona sigue siendo recordado como uno de los más grandes galanes de la televisión brasileña, un ícono cuya influencia perdura en la memoria colectiva. Su historia es un recordatorio de la lucha que muchos enfrentaron en silencio, y su legado continúa siendo celebrado por generaciones.