El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un giro radical en su estrategia contra el narcotráfico en América Latina, firmando una orden al Pentágono para utilizar fuerzas militares contra los carteles criminales, incluido el temido cartel de los soles, liderado por el dictador venezolano Nicolás Maduro. La recompensa por la captura de Maduro ha aumentado drásticamente a 50 millones de dólares, marcando un punto de inflexión en la lucha contra el narcotráfico que Washington ha calificado como terrorismo.
Según fuentes del New York Times, esta orden presidencial representa la medida más contundente de la administración Trump contra estas organizaciones desde que fueron designadas como terroristas en enero. El alto mando militar de EE. UU. ya está elaborando planes para llevar a cabo operaciones unilaterales en territorio extranjero, lo que podría desencadenar una serie de acciones militares directas contra los carteles.
La fiscal general de EE. UU., Pamela Bondi, ha subrayado que Maduro utiliza redes terroristas internacionales para introducir drogas en Estados Unidos, lo que convierte a su régimen en una amenaza directa para la seguridad nacional. En un contexto de creciente violencia y narcotráfico, este nuevo enfoque permite a las autoridades estadounidenses emplear recursos militares y de inteligencia que antes estaban reservados para amenazas más inmediatas.
Mientras tanto, el régimen de Maduro ha reaccionado con desdén, calificando la recompensa como una “cortina de humo”. Sin embargo, la presión está aumentando, y figuras como Eric Prince, conocido por sus operaciones militares, se han manifestado dispuestos a actuar, lo que intensifica aún más la tensión en la región.
Con cada movimiento, la caída de Maduro parece cada vez más inminente. La situación se intensifica y el mundo observa con atención cómo se desarrolla esta crisis.